Camila Alexsandra López Saavedra
Tunja, Boyacá, 1998. Filósofa, poeta y editora. Estudió Filosofía y Humanidades en la Universidad Sergio Arboleda, donde hizo parte del grupo de poesía Ego Aurum Sum. Ha publicado obras como el poema «Parques en la ciudad» (Uniminuto y Universidad de San Buenaventura, 2024), el libro Retorno a las esferas del corazón (Universidad Sergio Arboleda, 2023), el microrrelato «Saudade» (BPoetry, 2022). Quedó finalista en la convocatoria de Valparaíso Ediciones en la V edición del Premio de Poesía Hispanoamericana Francisco Ruiz Udiel con la obra Ecos nocturnos (obra inédita).
Ha presentado su obra poética en eventos como «Escuchando la Naturaleza: Jóvenes Tejedoras de Versos», en la Fundación Casa de Poesía Silva (2024), en la Semana Internacional de la Cultura Bolivariana y de los Países Hermanos (2024), en eventos organizados por la Corporación Babilonia (2024), en «Noche de Poesía en la Candelaria» en el marco de Candelaria Cultural Nocturna, entre otros.
Poemas de Camila Alexsandra López Saavedra
Ondas
El pastizal de un parque es abrigo de la soledad corpórea
una mañana sin las caricias del viento es una muerte sin sentido
El canto del ave es el ritmo que dirige los acontecimientos del día
las tormentas nocturnas son el silencio ansiado durante las tardes laboriosas
La palabra naturaleza es la imagen
como instante eterno en el devenir temporal
Son los aconteceres diarios cuando el corazón
trae a sí el mito del origen a la vida.
Oro
Este espejismo no es la ciudad nocturna
errante
bohemia
en vicios
Es el murmullo ululante que anticipa
el vuelo de la lechuza
Inesperado como el regalo del beso anhelado
o la estrella fugaz repentina
Miradas solitarias en el acto contemplativo
admiración suspendida en las reglas visuales
que sorprende el baile cinestésico de la naturaleza
Este pozo nocturno crea luces de la urbe
al compás de notas coloridas del fruto vital
Espiral que hace el presente
el pasado y el futuro
en el instante de aconteceres.
Caos
En un reflejo
espejismos nocturnos develan el sonido
de la impermanente belleza
El olvido de la historia de verdes senderos
evoca soledad bajo árboles antiguos
y olores causados por la brisa
Se retorna a la causa del sol naciente
de horizontes montañosos
rocosos ríos aledaños
Durante el anochecer en terrenos húmedos
nace la música alada de luciérnagas y grillos
Con el cuerpo desnudo sobre la tierra
insectos antiquísimos limpian las heridas
Sangre en su retorno
lágrimas como alimento
poemas que hacen danzar a la tierra
Con las manos abiertas el don renace
cuerpo y naturaleza como símbolo
de la esencia del cosmos.
Origen
El inicio en la aparente dualidad del tiempo
evoca a la memoria el vínculo que se fusiona
en la caída de hojas de sauces
nogales
y robles
Mirlos que al ocaso se alimentan de gusanos de la tierra
abejas en su morada contemplan el sendero en su danza
como recuerdo de su origen
el nacimiento
Se asemeja a la presencia del recién nacido
ante la primera caricia
ante la memoria del perfume en el cuerpo de mamá e hija
El porvenir contrae los latidos en el murmullo
por la ira compasiva de la naturaleza.
Elemento O
La música natural se viste en colores
vientre que engendra fantasía
se embriaga en el canto que armoniza el ritmo
Nace la inspiración en el cuerpo alado
y expira libre de aspereza como biósfera cambiante
En el devenir
en el éxtasis
en el signo
Sus lágrimas hacen un llamado al retorno.
Libro Santo
La senda del bosque guarda la soledad del aire
en la pérdida de su frondoso interior
latidos guardianes conmueven las cimientes arbóreas del espíritu
Porque la silueta es viviente
la lengua de los pájaros conoce el destino
del libro escrito natural
Puente que conecta vientos
nubes
la sonrisa de las flores
la voluntad de los árboles
Porque la sabiduría protege al amante
quien conecta los misterios
palpa la bruma
de hinojos entrega su saber
como una ofrenda
Exalta su cuerpo
lo resguarda
para servirse de él como puente
del padre y la madre en su divinidad.
Dos realidades
El silencio que se produce
antes de la muerte
se asemeja al quejido del niño
al nacer
La muerte como la vida
son la misma recta
La muerte trae el principio
a la morada
de las sensaciones
La vida trae el secreto en el niño
que anuncia el secreto de la creación
Dos realidades evocan el llamado
a la senda del aprendizaje.