Eugenia Sánchez Nieto –Yuyín–
(Bogotá, Colombia, 1953). Poeta, título de Filosofa de la Universidad Nacional, Posgrado en Planeación y Administración del Desarrollo Regional Universidad de los Andes. Fue actriz de planta del Teatro Experimental La Mama de 1972 a 1979. Dirigió el Programa Página Impar de la Unión Nacional de Escritores, que se transmitió por la Radiodifusora Nacional de Colombia. Profesora por más de 20 años. Ha Obtenido diversos premios nacionales y reconocimientos internacionales, entre otros, Nominada al premio Iberoamericano de poesía Pablo Neruda, Chile, 2021. Premio Nacional de Poesía (Bogotá, 1984). Varios libros publicados desde 1985, Que venga el tiempo que nos prenda (Ulrika editores, 1985), Con la venia de los heliotropos (Ulrika editores, 1990); Dominios cruzados, publicado Caza de Libros (2010). Sus más recientes libros publicados son: «Los Gestos Escogidos», Colección Zenócrate, editorial Uniediciones, Bogotá, agosto 2021; «Singular Voluntad»;, Colección Sembremos Arte, editorial Grainart, Cali, julio, 2021; “Lo Inasible” (Poesía reunida), Colección Zenócrate, Editorial Uniediciones, Bogotá, 2017.
Actualmente lleva 2 blogs de poesía y cuento colombiano.
PODCAST DE POEMAS DE EUGENIA SÁNCHEZ NIETO –YUYÍN–
POEMAS
Lazos ocultos
Lazos invisibles hacen que aquellos se mantengan
en su delirio en su doble voluntad terminó recluido
el otro se hizo poseer por un grupo de hombres
descubrió que la felicidad era una joven poseída
ella, figura única de mil matices
celebró nupcias con el amor.
Ellos transgresores, implacables
candentes en un desierto helado
intrincados como si fueran uno, más allá de lo visible
amor tan alto que da la libertad y la agonía.
Extraña paradoja donde los amantes atrapados
se ven arrojados a la fatalidad.
Luciano
La alucinación que produce el alcohol y el hambre
y la atracción por lecturas herméticas
provocaron en Luciano una pasión
indescriptible por lo funesto
su mirada inquietaba a los demás
instantes, sólo instantes
se desligaba del hilo tenso
por el cual se miraba al espejo
y ante el que decía: Sólo frente al espejo soy valiente
cuando perdió el hilo mediante el cual
mantenía cincelada su conciencia
se produjo su pasión:
Tres huérfanas millonarias caían ante un piano silencioso.
¿Cuál el límite donde se produce la demencia?
El día y la noche
De día el buen creyente
es incapaz de escupir
de noche ángeles escandalosos
buscan la oscura revancha
panteras enjauladas rastrean la salida
el sueño ese encuentro inconfesable.
Un viento
Le visita en la noche, su presencia es real
se traspasan, se barruntan, se prueban
ella le busca con el tacto, sólo un espacio
¿Estará escondido en el armario esperando la noche sin luna?
Trata entonces de cincelar aquel rostro le es imposible
su amado parece invisible.
Será el amor un sueño intenso
y luego un viento fuerte golpeando sin dejar huella
sólo un vacío, un hueco
un hueco por donde sopla el viento.
Blanco es el paredón
Ojos limpios recorren la mañana
blanco sobre blanco es el paredón
pero ese caído allí
es mi corazón que sangra.
Límites
Como un ciego recorre un cuerpo
me abismé en tu piel, en tu olor
buscaba ese encuentro vivaz en la frontera de la muerte
fantaseaba con un público anónimo
que disfruta la función
y desea formar parte del espectáculo
con mujeres voluptuosas que ofrecen
su cántaro al desconocido
con hombres castrados que gozan su sexo
con jóvenes púberes donde el tacto motiva una erección
con amantes afiebrados en un desierto ardiente
donde lo único que beben son sus muslos sudorosos
buscaba ese encuentro vivaz en la frontera de la muerte.
Línea de asombro
El viento sopla, sopla fuerte
me elevo, viajo a una ciudad desconocida
recorro filas de rostros, extraños personajes
que murmuran y sonríen
mujeres que mecen sus pequeños y cantan dulces canciones
una ciudad desbordada
habitantes presurosos tocados por el sol
movimiento, movimiento perpetuo
seres que miran desde un espejo
el lazo misterioso tiende un círculo.
A lo lejos una mujer pálida hace señas
voy a su encuentro, el vértigo no deja que avance
¿Es un espejo? ¿Otra igual a mi?
Sopla, sopla el viento
deseo retroceder, escapar
pero como en un teatro hay un silencio profundo y enigmático
las miradas empujan mi indecisión
nos palpamos nos reconocemos
ella dice: Hace trescientos años tropecé con otra igual a mí
estaba triste pero era lúcida en su derrota
había sido víctima de la inquisición
siniestros personajes aún ríen.
Escucha usa tu palabra
en un muro sombras de pájaros aletean vigorosas
pero no hay pájaros.
Oscuridad cruzada de voces
Esa que va al bar y ebria baila con cualquier hombre
la que prefiere los sitios más ruidosos para no tener que hablar
está viva y piensa en la muerte
en la noche larga del palacio incendiado
el miedo, los gritos, la sangre…
el humo recorriendo cada intersticio, el plomo en el aire
la noche larga…
la mujer que llora en el espanto y asusta a los vigilantes
en la casa del crimen
los hombres dados por muertos
condenados a suplicios que asustan al más valiente
ella que prefiere los sitios más ruidosos para no tener que hablar
sabe que el tiempo cambia
que hay una oscuridad cruzada de voces.
Abismos
Se amaron en silencio
otros cuerpos soñaban a sus lados
casi sin aire se barrenan, se auscultan
desean perdurar en el lugar del combate
amanecer cada uno con el corazón del otro.
Malabares en el vacío
Guardo un regalo para ti
no temas, ven, camina la distancia
encontraras hombres apostados que desearan darte el zarpazo
mujeres hermosas que te guiarán a recintos
donde el placer es el lugar más cercano a la inocencia
verás múltiples rostros en urnas de cristal que ríen y te acosan
rocas enormes que toman formas humanas
e imponen juegos donde el riesgo es la única salida
mirarás el espejo que refleja un rostro que no es el tuyo
alguien que te aterra por la semejanza y extrañeza
encontrarás una virgen tocando la cítara
tomará tu mano y mostrará su verdadera imagen.
Seguramente el miedo se hará dueño de ti, desearás huir.
Ven, guardo un regalo para ti, camina la distancia
a lo mejor no encuentres lo que deseas
a lo mejor son sólo malabares en el vacío.
Círculo
Un cuerpo en el asfalto
dos pieles deseosas de tacto
en el bar alguien se acerca con un beso en la mano
una joven corre seguida por perros blancos
adolescentes siniestros esperan el gran momento
una navaja se adentra, un cuerpo en el asfalto
gritos en la noche
la danza del viento eleva cuerpos, prendas, mugre
cuánta multiplicidad de actos.
Dos pieles deseosas de tacto se adentran
espejos invisibles hieren un cuerpo
un hombre trasnochado recorre un largo corredor
amenazado abre puertas
ellos en el lecho no vieron el alba
cuánta multiplicidad de actos, un círculo
un círculo de miedo.
En el bar la sensual se entrega al ritmo
desde la oscuridad alguien observa
espera el justo momento de asirla a su piel
ojos, ojos, lamparones en la noche
el vino se derrama en los manteles
los ebrios se buscan y se adentran
cuánta multiplicidad de actos
un cuerpo en el asfalto.
Perros blancos ansían la carne más pura
vapores indeseables recorren un barrio sin luz
una joven seguida por perros blancos
adolescentes siniestros fuman tranquilamente
a la sombra del frío
un centinela desde un banco hace siluetas de humo
perros blancos desgarran la carne más pura
un cuerpo en el asfalto, un círculo
un círculo de miedo.
Evocando a María Luisa Bombal
Al amanecer ebrio aún le conoció
desde ese día quiso atarlo a su cuerpo
por todos los costados
pero él hábil y enamoradizo se escabulló
extranjero en Bogotá en Estambul en Florencia
a cualquier lugar donde llegaba
su habla inagotable enamoraba a viejos y jóvenes
las mujeres ofrecían su desnudez para cualquier desvarío.
Un día en una céntrica calle una mujer olvidada por él
le llamo por su nombre
él la miró, sorprendido trataba de memorizar un pasaje perdido
al lado de aquella hermosa quien le apuntaba con un revólver.
Herido en medio del delirio y el gentío
balbuceaba: es la loca, la poeta, la mujer que me inventa.
Llega la noche
Acompañada por los amantes de la noche
tendíamos puentes misteriosos
uno a uno pasábamos al lado oculto.
Laureano leía sus últimos poemas
pálido veía su cabeza rodar al abismo
David tocaba el saxo, algo inusitado me producía escalofrío
Pablo besaba la noche, sabía que era el momento de poseerla
Luciana pintaba, el cuadro estaría al amanecer.
Yo miraba por un espejo y escapaba en tu búsqueda
allí enlazados uníamos nuestras pieles
buscábamos el justo momento
bebiéndote deseaba que murieras.
Los amantes de la noche en círculo permanecían tendidos
noches, noches exaltadas
de la luna colgábamos como muñecos poseídos.
El cuadro estaba terminado
no había espejo, no estabas tú, no había huido
allí estábamos los amantes de la noche, expectantes…
a perdernos con nuestra enamorada más fiel, la poesía.
Caída en el silencio
El viento borra huellas, levanta tejas, arrasa lugares
soledad sin violencia, sin voces
no se escucha ni el latido del corazón
figuras perdidas
si te quedas en la misma posición
el pensamiento no funciona, la sangre no circula.
Nadie detrás de la puerta
el ser invisible odia esa realidad
nadie encuentra su lugar
los hombres quieren ser mujeres las mujeres
quieren ser hombres
lugar vacío, lugar perdido, resbala la mentira
los cerros se trasladan
fosas comunes bordeadas de múltiples cuerpos
la paz sobre la muerte
No hay una puerta, el corredor atravesado
la dicha robada
los rostros al acecho, el rostro partido
la luz que se fuga, la vida que se inicia
silencio sobre la herida
¿Quién lamentará la perdida?
Soledad absoluta que me hiere
ni espantos ni voces, una puerta gira sobre sí misma
una puerta se abre, nadie llega
arrojada al vacío
puertas cerradas, puertas abiertas a la nada
el horizonte infinito poblado de seres vistos a través de
múltiples espejos
que toman rumbos diversos y propios
espacios verdes, amarillos, azules
bocas rojas, bocas negras
Múltiples rostros sonrientes
nadie quiere a nadie
simulación, impostura
en el rostro, en la risa, en el cuerpo, en la palabra
casa vacía de voces, de soledad y deseo
el viento borra huellas, levanta tejas, agrede corazones.
Penumbra
Hombres abandonados por mujeres con ansias de vida
hombres felpudos de mirada triste
la amplia noche que nos alberga y desaloja
hombres sinceros con un parche en el ojo
olvidados en el último escalón del tren que parte sin rumbo fijo
mirada llorosa del solitario
en la penumbra de su apartamento.
Hombres con miedo convencidos de no tenerlo
lluvia pertinaz sobre los rostros idos
orejas rotas mirada perdida, ¿para qué nacer?
si la vida joven se pierde a cada instante
el cuerpo dejo de ser sagrado
el odio, el fanatismo, las furias se abrazan a jóvenes cuerpos
la ceremonia de la guerra, el olor a plomo redime a los bárbaros
las escaleras infinitas recorriendo los mismos lugares del miedo
las ciudades, los tiempos, los rostros, pasan los siglos
pero sigue detenido el tiempo del miedo y del odio
mirada llorosa del solitario en la penumbra de su abandono.
Movimientos temidos
Desde mi cama mirando la luna
escuche unos ruidos extraños
pasos lentos subían, subían
voces susurrando subieron hasta el sexto piso
En esta ciudad fría que he amado
llegaron a mi apartamento
el miedo era un globo a punto de reventar
allí todos dormidos
las escaleras oscuras, los pasos llegando
siniestros hombres sin corazón
cumplían un trabajo más
Una noche lluviosa de mayo
la luna oculta y mi optimismo intacto
en esta ciudad fría que he amado
hombres sin corazón nos asesinaron
Mi pequeño hijo escondido en un armario ha sobrevivido
gritos, gritos, gritos silenciados
nadie aguanta tanto
los seres invisibles se despojan de su invisibilidad.
Rumor en la noche
No sé de dónde viene tanto rumor en la noche
los sonidos adquieren una presencia fundamental
tanto hombre enfundado en su fuerza
Siloé, El Salado, Ituango
tanto cuerpo magullado, desgonzado
miradas idas
las furias filtran todos los intersticios
los espejos dejan ver rostros sonrientes
besan su arma, el placer de la agresión
La impostura el sacrificio el buen juicio
ojos que alimentan el placer de la sangre
Hombres embelesados apuntan diversos blancos
Apartado, Barranca, La Chinita
gritos, rostros picoteados por aves
la tierra tiembla
cada medalla un rostro desencajado
la victoria sobre territorios arrasados por la calamidad.
Talismán
Vagaba por calles de polvo
con los ojos perdidos y una obsesión
no tenía un lugar donde llegar
siempre que veía uniformes
buscaba el rostro del oficial que la había traicionado
aquella afiebrada recorría las calles de Argelia
los niños la perseguían asombrados
ese rostro no era de estas tierras
Ella vivía el amor como una entrega absoluta
para él arrobamiento de máscaras
El oficial amaba su juventud
en extrañas fotos sonreía con un fusil
al lado de cuerpos aun calientes sin vida
las emanaciones de lo perdido y lo recuperado
disfrutaba esas tierras
bellas jovencitas habían besado sus ojos azules
por qué no, solazarse en estas tierras ajenas
y esas muchachas abandonadas
Ella vivía el amor como una entrega absoluta
para él sólo arrobamiento de mascaras
tanto desamparo tanta pasión
un talismán contra la oscura sentencia
un disfraz más para enfrentar los rostros
suma de nuestra extrañeza y estupor.
Ventura del deseo
Al fin el silencio de los bárbaros
la majestad del piano al borde de la noche
el verde de la sabana
sigiloso un bello joven se acerca desde muy lejos
danza y da suaves vueltas en el aire
una mujer lo enlaza en su recorrido
una carreta jalada por caballos muestra risas de jóvenes enamorados
el tiempo de la caricia, del espasmo del erizamiento
allí en un galpón abierto a las estrellas
sucumbieron al placer desbordado del cuerpo
la vida adquiría sentido en este instante de abandono.
Ese querido joven ya no tiene rostro
se perdió en el mundo de las furias
la joven llora sobre la ciudad
descalza busca una brillante piedra
locos sonidos la entusiasman
siente el calor de la tarde y los labios de un joven que besa sus ojos
el tiempo del espasmo, del erizamiento, la ventura del deseo
La oscuridad y sus sinuosas presencias
la imagen anónima y fugaz de una niña
de ojos grandes y mirada incisiva
el ladrido de perros desoyendo las voces de sus amos
la ciudad visitada, recorrida, con las banderas sacudidas por el viento
los guerreros abandonados y felices por fin en la fría tierra
el tumulto de voces calladas
el eterno trabajo de la bella de negro
el tiempo del espasmo del erizamiento.
Ciudad de los vientos
Los vientos se toman mi ciudad
recorren el amanecer con el canto de los pájaros
despeinan a las colegialas, levantan sus faldas
el sueño se despereza, huele a pan fresco
transeúntes del día con sus múltiples oficios
el hombre jalado por sus perros, la muchacha y su blanco delantal
la mirada perdida del oficinista
la maestra agobiada por el murmullo infinito de sus estudiantes
el conductor con su alegre tonada, el ciclista apuesta contra el viento
la modelo en sus tacones haciendo malabares
la amante incansable en busca de su lugar perdido
el guardián abismado en su deseo, el deportista elevando su cometa
calles infinitas recorren los barrios de la macarena, la soledad, teusaquillo
el viento murmura una canción al oído de los tristes
eleva a los ebrios, los jalona por calles que no conducen a ningún lugar
el viento los abraza y los deja dormir
mi ciudad insondable con sus secretos profundos
con calles asombrosas que nos conducen a vértigos desconocidos
calles azules, blancas, grises, rosadas,
puertas falsas, invisibles, puertas abiertas al viento, puertas sin cerradura
la ciudad de las furias con rostros bárbaros y miradas de miedo
los visitantes que desdeñan mi ciudad la injurian la maldicen
y sin embargo siempre se quedan
mi ciudad verde asomada al sol del atardecer
con heridas que lentamente va restañando
en medio de los cerros me elevo recorro la sabana
su verde profundo me abraza
mis deseos mas sentidos caen como lluvia
cruzo alucinada por puertas invisibles, tejas naranjas, ventanas al cielo
paseo por lugares perdidos, soy de esta ciudad de este clima
de este comportamiento distante, ambiguo, critico
los amigos de otros días con rostros transformados,
los amigos idos, el hilo roto
allí en medio de la plaza jóvenes cantan con sus banderas al aire
muchachas con su belleza pálida sonríen a hombres enlutados
viajo por mi ciudad me recuesto en el verde jardín
estoy atada a ella por todos los costados
la tierra me jalona, me atrapa
coros inusitados penetran las blancas paredes
jóvenes resueltos tiemblan en su sueño el cielo abierto los saluda
mi querida ciudad abandonada y plena en busca de la más propia humanidad.