Isabella Arengas Barraza

Estudiante de la Universidad de los Andes
Carrera/s: Literatura, opción en Fotografía.
Fecha de nacimiento: 24/08/2004.
Publicaciones: publicación independiente y en YouTube de Pendientes Verdes, poesía musicalizada.
Revista A Trozos Universidad Tadeo Lozano edición #1.
Maíz caliente
Quiero de esas arepas crocantes y delgaditas
de las que te enseñaron a hacer tus papás
y a tus papás sus papás
Quiero de esas arepitas
que por mucho que parezcan que se van a quebrar
logras abrirlas con la precisión de un cirujano
para rellenarles el corazón hambriento
con un poquito más del queso costeño que ya viene en su cuerpo.
Quiero de las arepitas
con las que me miras mal
si se me antoja ponerle jamón y mantequilla
Quiero del ritual
en el que luego te saco la lengua
y me contestas que mejor me vaya
a comer arepa rellena.
Quiero irme al calor del Magdalena
al pie de la carretera
al asador de chorizos de Santa Rosa
que nacieron a las cuatro de la mañana
Quiero irme al calor
a echarle limón a lo que tenga por dentro
mi arepa más blanquita
más suavecita
más resistente a todas las carnes y quesos.
Quiero la de tamarindo como cierre dulce
al regalo del divino en la tierra.
Quiero irme a las montañas
a los árboles que dejan un tapete en la ciudad
Quiero del dulcecito en su maíz esponjoso
que a muchos les parece voluminoso
Quiero untarme la comisura de los labios
con el blanco dulce
que me trae el calor con el que tus manos
forman los círculos perfectos de la dicha.
Basado en hechos reales
El calor de las mañanas en esa ciudad
se adentraba por mi ventana
Asfixiante testigo del terror
que hacía brillar todo en la habitación
El lado derecho de mi cuerpo
ya no solo sostenía el resto de él
se aferraba al colchón
esperando que fuese su salvador
Pero ni el colchón
ni el sol
ni los libros en el estante
ni la silla cubierta de ropas
me salvaron.
Entró un nuevo calor
no entre mis cortinas
si no entre la tela morada
que me cubría de la desnudez completa
Con la autoridad de un conquistador
se adentró en el camino de mis muslos
hasta cortar la respiración
y accionar el rezo
Ni los pájaros que cantaban
ni la brisa que refrescaba
ni las plantas que observaban
me salvaron.
Medias naranjas
Soy la mitad de lo que eres
la que no te gusta ser.
Pero sin cuidado me has consumido
hasta cortarte la lengua
y sentir carraspera.
Seré siempre la mitad
de lo que no quieres ser.
Querrás siempre desprenderte de mí.
Te descubrirás siempre desesperada
buscando por tu par.
Andarás a tientas
intentando identificar el tejido
que es tanto tuyo
como mío.
He sido la mitad que desprecias.
Me has exprimido sobre tus labios
como pretexto para escupirme
para sentirme.
Eres la mitad de lo que soy.
Soy la mitad de lo que eres.
Pero por más mitades.
Por más medias.
Por más naranjas.
Nos hemos hecho amargas.
Para el mal de amor
–Dos cebollas cabezonas
–Calzones olvidados por el que se fue
–Olor que dejó en su almohada
–Cualquier obsequio de ese ser amado
–Cinco cucharadas y un cuarto de miel
–Dos veladoras, una de su virgen preferida y una del Nacional
Para mi abuela solo existen dos soluciones para el mal de amor.
Dejarse morir en el patio y que se lo coman las hormigas
o empezar a creer en el poder de los rezos.
Para el mal de amor
debe ubicar las dos veladoras en las tejas
preferiblemente húmedas
Corte las cebollas por la mitad
y fróteselas en la barriga
mientras recuerda el olor que esa persona dejaba en su almohada
Dos cucharadas de miel debe ponérselas en los oídos
una cucharada en cada ojo
una en el ombligo
y un cuarto en la punta de la lengua.
Envuelva el obsequio en los calzones olvidados
Préndales fuego
Salte en un pie
Salude al sol
Haga una vuelta canela
Tome canela
Repita
fuera mal
fuera amor
Salte en un pie
Salude al sol
Haga una vuelta canela
Tome canela
Repita
fuera dolor
fuera preocupación
Salte en un pie
Salude al sol
Haga una vuelta canela
Tome canela
Y repita.
Inquieta
Tengo un fuego que me mordisquea el alma.
Un fueguito que me inquieta en medio del frío bogotano
que me recuerda que me estoy muriendo de verano.
Traigo una chispita entre las cejas
que espero que se encuentre con tus labios
y te estalle todos los roces atropellados.
Cargo una explosión en mi pecho
que te grita a ti
para que me cures los dedos
de los pies congelados.
Córrete, túmbate en mi vientre
antes de repetir tu amar, comer, callar,
flotar, follar, fallar, dormir.
Antes de que se me agote la llama
y te susurre
que si ves ahora algo en mí que no detestes.
Muérdeme el alma sonrojada
antes de que te recuerde
que podría ocurrirte a ti.
Arráncame el pedazo
que ya no nos queda más leña
que me voy hacia el torbellino.
Déjame marca en el costado
que no sé nombrar
que te vas con el amanecer
y te llevas el fuego contigo.
Fragmentos de Nicolás y los fumadores, de los Petitfellas, Pescado Rabioso, Chet Baker y Emily Dickinson.
A la espera de otro round
Se me van los minutos las horas
esperando a que tus ojos resurjan entre la gente.
Esperando a que tal vez estés sobre una cometa
o que seas el que corre tras ella.
Me quedo esperando a que seas uno
de los que van caminando con la mirada alta
intentando encontrar a quien están esperando.
Sigo esperando a que resurjas del agua
a que seas de los maniáticos
que no se quedan en cama los domingos
que seas de los que bailan zumba
hacen yoga o escriben poesía en un parque.
Me quedaré siempre esperando
siempre alerta
en caso de que tu forma haya cambiado
y seas el perro que chilla
pero que no veo.
Estaré esperando cuando quiero ser el niño
embadurnado de raspado.
Permaneceré esperando
porque ¡Vamos con Dios sumercé linda!
Esperaré hasta que sea cinturón negro
en permitirte tumbarme y herirme
para solo poder sentir tu tacto.
La diferencia es la rendición y la ceniza
Entre cielo y tierra
queda la diferencia
entre la rendición
o la ceniza.
Permanece la ilusión
que profesaba el firmamento,
El que divisábamos entre caricias
entre gritos y sonrisas
Entre cielo y tierra
esconderemos las promesas
ahuyentaremos el olvido
y marcaremos el punto de retorno.
Te espero en el futuro
Juego con los ácaros y las chinches que me invitan a no dejarlas. Me revuelvo en el vago recuerdo del sueño que se esfuma con el humo del primer cigarro. Te me impregnas en la memoria como el color amarillo que han tomado mis sábanas y no me dejas salir del círculo de tristezas marcado por la forma de las rosas que dejaste en tu partida. Me siento hipnotizada por cómo pasa la luz de la mañana en el trazo que deja cada una de las caladas y sé que no me quiero ir. No me quiero ir del amor al que me aferro con uñas y dientes del vaivén de su olvido. Prefiero quedarme con los gatos que hacían suyas las noches malolientes, los que se resbalaban en las tejas hasta llegar al burdel y bailar al sucio son de tu jazz. Quiero quedarme con los gatos que se embriagan con leche hasta eructar en medio del amor. Me quedaré saltando de girasol en girasol haciendo que el tono de tu piano quede desafinado.
Me voy. Pero no quiero el “adiós”. Me voy. Pero te cargo en mis orejas con el oxidado verde que te hizo maldecir a la luna, el que inició tu delirio. Mi amor, me voy y no quiero. Te dejaré en la espuma del duro colchón regocijándote entre la pelusa de los cabellos rojos y rubios.Me voy. Pero espero que en el marco de la puerta me detengas. Que me cojas de la muñeca y que con una relamida sepa que no quieres que me vaya. Espero a que me pidas que nos quedemos haciendo el amor en el piso. Que nos quememos las nalgas con el odioso rayo de sol que no te deja dormir en las mañanas. Que rompamos las cobijas, los vasos y creemos una nevada con las plumas de tu almohada.
Amor, ya me fui. Pero quiero volver para que me pidas un baile eterno. Que me digas que no te importan los kilómetros ni todos los demás amores que se llevarán un poco de mi labial. Pídeme cada vez que vuelva que no me vaya. Que todavía quieres a mis uñas moradas entre tus crespos.
Amor, no me voy a ir de las nubes que moldeaste solo para mi descanso. Iré de una en una esperando encontrarte para tener un nuevo romance. Me encargaré de enojar a Zeus por interrumpir su trabajo, por preguntarle cuántas nubes a la izquierda, derecha, arriba o abajo me faltan para llegar a ti. Y me adelantaré a la posibilidad de que vengas tras de mí y dejaré el camino marcado con mis calzones colgados. Los holgados, los manchados, los diminutos y los rasgados. Estaré sentada haciendo burbujas de cerveza hasta el final de mi canción. Hasta el final de tu debut y me despediré en la decepción de observar mi fantasía destruida por un abrazo que ya no será más mío. Escucharé el eco de lo que hemos sido, de la noche de fingida lejanía. Navegaré en la desilusión de que ya no seré más Bianca ni tú Alquileo. En el desengaño de que no te has consumido por el perfume de las brujas y que has vencido al monstruo del mar. Me voy porque te has ido sin mirar atrás. Porque me fui yo primero sin maletas, sin recuerdos.
¿A dónde voy? Si me muevo de sueño en sueño y no te encuentro. Si ya sé que debí encerrarlos en la noche si no quería que me pasara a mí. Pero ya estoy en primavera tratando de guiarme por la música que en la lejanía predice la llegada al fin del arcoíris, al encuentro con tu amigo el duende que confío que me guiará de vuelta a nuestra casita olvidada. Si llego primero te esperaré en mi biblioteca del tercer piso, estaré sentada en mi sillón del cuero de no sé qué animal pero sí de cuántos miles. Me quedaré quieta. No desempolvaré ningún estante, no regaré ninguna planta y dejaré que mis labios se sequen para no dejar mínima ausencia y que no me encuentres.
Búscame en el futuro, en medio de tu público difuso. Búscame entre las hormigas que se pasean por tus teclas o entre las cucarachas que nunca migrarán de tu cocina. Y si no me hallas, vete a nuestra ventana que en medio del verano seré la gota de agua suicida. La que baja a toda velocidad, pero que intenta sostenerse de algún cristal despicado. Seré la gota de agua que entrará en las rendijas de tu teléfono verde, la que te hará corto circuito y te achicharronará las ganas de volver a querer.
Adiós, amor. Me voy. No me quiero ir. Pero ya me fui. No sé a dónde. Pero mi retorno. Como tu olvido. Será inminente.


















