Jorge Bustamante García
(Zipaquirá, 1951). Geólogo, caminante, traductor. Ha publicado en poesía Invención del viaje (México, 1986), El desorden del viento (México, 1989); El caos de las cosas perfectas (México, 1996); Henry Miller: entre la desesperanza y el goce (ensayo, 1991); Literatura rusa de fin de milenio (ensayo, 1996); Diez modos de contemplar un río (cuento, 2004); El milagro de las cosas nombradas (Bogotá, 2010); El viaje y los sueños. Un ensayo vagabundo, un recorrido por la obra de Sergio Pitol (UNAM, 2013); Las calles de las ciudades ajenas (novela, Sílaba Editores, Medellín, 2018). En 1994 recibió el Premio Estatal de Poesía de Michoacán. Sus traducciones de autores rusos han sido publicadas en México, España y Colombia. En 2020 aparecerá su traducción de la novela utópica Estrella Roja de Alexandr Bogdánov, en coedición de la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Autónoma de Ciudad de México.Mantiene inéditos Año 2030 (poesía), La poesía y la tabla de Mendeleiev (ensayo) y Encuentros mínimos con escritores muertos (crónica). Prepara su segunda novela Todo pasó. Reside en México desde 1982.
Poemas de Jorge Bustamante García
Los cuartetos de la vida
Ven. Entra. Llena este papel de poesía.
No olvides poner en él tu memoria y tu dolor
tus mentiras los sueños y también el desencanto
el hilo de las cosas que aún esperas.
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Uno se muere en cada cosa que no vuelve
en las palabras que muerden el instante
en el deseo imposible y el vino que redime
en los seres que se desdibujan en la bruma.
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Es importante amar a alguien: los gordos,
los solitarios, los enfermos, los flacos, los tímidos;
es absolutamente necesario amar a alguien
para que no todo lo del mundo sea vano.
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Debo llegar a ti sin que lo notes.
Que no se derrumbe el deseo. Que no muera.
Despertar en tus ojos cuando llueve
y en silencio mirarte sin ausencias.
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Divido a la gente ya hace mucho
–por la palabra, el tono, el gesto, la mirada–
en aquellos a quienes yo mismo sirvo el vino
y aquellos con quienes nunca bebería.
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El poder y el dinero, el éxito, la revolución,
la gloria, la venganza y lo táctil del amor,
todos los sueños se baten contra algo
y lo que es más doloroso: se rompen contra la realidad.
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Todo sistema, estructura, régimen,
toda forma de gobierno
se arroga el derecho de considerarme ajeno
por la insolencia de poseer mi propia voz.
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Ya olvidé los pecados, los errores,
los fracasos del pasado.
Pero me inquieta la certidumbre
de mis futuras idioteces.
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Los libros nos miran desde los estantes
atentos descifran nuestro ocio
de sus páginas surgen personajes
que aseguran, sin titubeos, ser nosotros.
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Los libros me robaron muchos años
sobre todo en mi temprana juventud,
los libros me juraron (y mintieron)
que al leerlos alcanzaría la virtud.
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No se cómo escribir este cuarteto
una hora, un día, un mes tal vez, un año y nada;
me lo he imaginado perfecto, acabado, sin ripios y sin treguas,
pero de pronto salta de la pluma y huye entre los dedos.
Un poema más
¿Será que la vida me soñó?
Serguéi Esenin
Todo es posible en la ausencia de recuerdo
El fruto y las cosas reverberan en el aire pútrido
El paso del tiempo es apenas invención
en el insondable silencio de lo que nunca ha sido.
Tú y yo alguna vez nos miramos
y en ese instante sin tiempo
quedó marcado el mundo
abrazamos la vida sin regreso
nunca más volvimos a cruzarnos.
Fue un sueño tal vez, una fugaz visión,
un leve pretexto
para que alguien escribiera este poema.