Mercedes Cebrián
Mercedes Cebrián (Madrid, 1971) Su último libro de ensayos y ficciones es Burp (Chatos inhumanos, 2017). Asimismo ha publicado los poemarios Mercado común (La Bella Varsovia, 2017 y Caballo de Troya 2006) y Malgastar (La Bella Varsovia, 2016), la novela El genuino sabor (Literatura Random House, 2014) y el libro de relatos y poemas El malestar al alcance de todos (DeBolsillo, 2011), entre otras obras. Sus relatos, poemas y ensayos han aparecido en Revista de Occidente, Letras Libres, Gatopardo, Diario de Poesía, Indian Quarterly o Poetry London y en antologías como Cuento español actual (Cátedra, 2014). Ha coordinado y participado en el libro colectivo de textos sobre barrios de Madrid titulado Madrid, con perdón (Caballo de Troya, 2012)
Ha sido columnista del diario Público y colabora asiduamente con los suplementos El Viajero y Babelia de El País y Cultura/s de La Vanguardia. Asimismo, ha traducido al castellano a Georges Perec, Alan Sillitoe, Miranda July y Alain de Botton.
Ha sido becaria de literatura en la Residencia de Estudiantes de Madrid (2002-2004) y en la Academia de España en Roma (2006-2007), así como escritora residente en el Civitella Ranieri Center, en la Ledig House International Writers Residency y en la Fundación Santa Maddalena. Tiene un Máster en Estudios Hispánicos por la Universidad de Pennsylvania (EE.UU.) y otro por la Universidad de Londres (Birkbeck). Durante 2018 es la editora invitada del sello Caballo de Troya (Penguin Random House).
Web oficial
www.mercedescebrian.comVideo
https://elpais.com/cultura/2015/12/24/babelia/1450952266_857588.html
Poemas del poemario “Malgastar”
(La Bella Varsovia, 2016)
DE LA SECCIÓN “CONFORT”
Pijama
Desde que vivo aquí no distingo el pijama
de la ropa de calle: franela y estampado
de cuadros escoceses ya no quieren decir
lo que aprendí en El Corte Inglés.
Y es que todo es posible donde nadie te mira:
la idea de libertad
se encuentra bajo el forro del abrigo.
El control de pasaportes lo toman
muy en serio; sin embargo en la ropa
suprimieron los puestos fronterizos. La actividad
les asigna su nombre: pantalón de deporte,
prenda para dormir o para andar
por casa. El guardián
del dormir es la ropa muy floja,
la que perdió los bordes hace tiempo.
Así es como vestimos para el sueño
que nos libera a todos
de nuestros respectivos soliloquios.
El exceso de comodidad no tiene vuelta atrás:
si se rompe el elástico se caen los pantalones
sin remedio. (Y qué si se cayeran: estamos preparados
para cualquier catástrofe)
Pese a que vivo sola
llamo a la puerta del baño antes de entrar, por ver
si está ocupado.
Allí es donde residen los pantalones
de cuadros escoceses; allí es donde se encargan
de impedir que sean las familias
quienes concierten nuestros matrimonios.
DE LA SECCIÓN “CRONÓMETRO”
Rechinar de dientes
Llegan buenos o malos tiempos y en forma
de qué llegan, ¿quizás como tormenta
que arma gran polvareda, o como una ventisca
o un polvillo suave
que se mete en los ojos? Definitivamente,
los malos tiempos se instalan muy adentro y ya
ni te permiten
–como decía Rabindranath Tagore
desde un poster de infancia–,
ver las estrellas. Hoy son tan pocos
los que saben de estrellas y de constelaciones;
yo las confundo
con naves espaciales siempre que miro al cielo
en plena madrugada.
No importa entonces que nos ciegue la arena
fina y constante de los malos tiempos. Los buenos
tienen distinta forma de acercarse a nosotros.
Sólo el Apocalipsis se presenta
con su timbre estridente. Ahora no sabemos
qué tiempo llega y cómo: no avisa
cuando viene, no nos anuncia jamás sus intenciones.
Me acaba de llegar esta noticia: soy yo la inanimada,
la sin boca ni cejas. Se me ha desdibujado
la colección de rasgos: apenas los usaba.
Es el momento entonces de emigrar
al nuevo exoesqueleto.