Rafael Cadenas
Barquisimento, Venezuela (1930) Poeta, traductor y catedrático.
Dueño de un lenguaje mágico y depurado, su obra lo sitúa como uno de los grandes exponentes de la poesía modernista hispanoamericana.
Trabajó como profesor de literatura inglesa y española. Ha viajado además por diferentes países de América y Europa y ha traducido a Lawrence, Nijinski, Whitman, Cavafy y otros.
De sus libros de poesía y ensayo, merecen destacarse «Los cuadernos del destierro» en 1960, «Falsas maniobras» en 1966, «Memorial» en 1977, «Intemperie» en 1977, «Anotaciones» en 1983, «Amante» en 1983, «Dichos» en 1992, «Gestiones» en 1992 y «Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística» en 1995.
Recibió la beca Guggenheim en 1986 y el doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela.
Su obra ha sido galardonada con premios importantes entre los que se cuentan el Premio Nacional de Ensayo en 1984, el Premio Nacional de Literatura en 1985, y el Premio San Juan de la Cruz en 1991.
PODCAST DE POEMAS DE RAFAEL CADENAS
POEMAS
IMAGEN
IRÁS
de una tergiversación
a otra
en lenguas
(la costumbre
es tomar la medida
con este o aquel metro
y echar fallo)
pero a ti,
entero,
sólo te conoce
el vacío.
YOU
TÚ APARECES,
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor,
tú rematas la más cegadora de las orillas,
tú predices si el mundo seguirá o va a caer,
tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo
a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta conflagración
y del primero
al séptimo día
tu cuerpo es un arrogante
palacio
donde vive
el
temblor.
PERO VOLVAMOS con muerte y todo a la mar llena. No hay que
temer. ¡Quitemos la palabra miedo de las inscripciones perennes!
¿Quién compartirá mi desunión?
Levantaré un himno a mi segregación de las fuerzas naturales.
Me he despedido de la tierra que me sustentaba.
Ya no me llaman los cambios regulares, los despertares cotidia-
nos, las amenazas de tormenta, las lluvias poderosas, los estelares
indicios, los vaivenes de los líquidos, las sinfónicas nebulosas.
Anteo sin memoria, no defenderé mis negaciones.
Con jovial espíritu me persuado de la maldad de mi causa. La
noche pródiga me confirma en mi sinrazón. Sobrellevo en dema-
sía collares públicos.
Me ahueca el artificio. Mi piel echa de menos tu caricia, tierra.
En la perplejidad del destierro encontraré un camino.
Universo oral de mi libertad, en tus galaxias encomiendo mi
espíritu.