Ramón Cote Baraibar
(Colombia, 1963) Poeta, narrador y ensayista. Se graduó en Historia del Arte por la Universidad Complutense en Madrid. En el año 2003 Cote Baraibar publica Colección privada, libro con el que gana el III Premio Casa de América (España). Su siguiente poemario, titulado Los fuegos obligados, ganó el Premio Unicaja de poesía, que fue otorgado en Cádiz por José Manuel Caballero Bonald, entre otros miembros del jurado. El escritor cucuteño ha preparado dos antologías de poesía para la Colección Visor de Poesía: Diez de ultramar. Joven poesía latinoamericana (1992), que tiene dos ediciones y La poesía del siglo XX en Colombia (2006). Se encuentran dos antologías de poemas suyos: No todo es tuyo, olvido (publicado por la Universidad Nacional de Colombia en 2006) y Hábito del tiempo (editado por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá en 2015) con un ensayo de Jorge Cadavid.
En diciembre de 2017 publicó en la Editorial Planeta la Antología de la poesía colombiana contemporánea.
Entre su obra literaria tenemos:
- Poemas para una fosa común (poesía) Arnao Editores, España 1984. Fundación Simón y Lola Guberek, Bogotá, 1985 y Ediciones San Librario, Bogotá, 2006
- Informe sobre el estado de los trenes en la antigua estación de Delicias (poesía) Fondo Editorial Pequeña Venecia, Caracas,1991
- El confuso trazado de las fundaciones (poesía) El Áncora Editores, Bogotá, 1991)
- Diez de ultramar. Joven poesía latinoamericana (poesía y ensayo) Visor Libros, Madrid,1992)
- Botella papel (poesía) Editorial Norma, Bogotá, 1999, y Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2006)
- Páginas de enmedio (cuentos) Alfaguara, Bogotá, 2002
- Colección privada (poesía) Premio de Poesía Casa de América. Visor Libros, Madrid, 2003
- Goya, el pincel de la sombra (biografía) Editorial Panamericana, Bogotá, 2005
- La poesía del Siglo XX en Colombia (poesía y ensayo) antología, Visor Libros, Madrid, 2006)
- Tres pisos más arriba (cuentos) Editorial Panamericana, Bogotá, 2008)
- Los fuegos obligados (poesía) Premio Unicaja de Poesía, Visor Libros, Madrid, 2009.
- Feliza y el elefante (cuento infantil) Editorial Panamericana, Bogotá, 2009.
Poemas
Aviso de tormenta
Pasan las horas de la tarde y este gris
acumulado durante semanas no se decide
a ser tormenta.
Por todas partes de la ciudad se siente un presagio
de trueno, por todas las esquinas se huye
de su amenaza de metal,
como de un temible cuchillo.
Quizás eso explique el esquivo
perfil de sus habitantes, el retroceso
de palomas en los parques,
el angustioso pregón de los loteros y hasta la impaciencia
de los vendedores de paraguas.
Sucede que de su veredicto depende
tanto cautiverio. Basta una advertencia,
un tácito relámpago rasgando el cielo
para que Bogotá sea limitada y muda,
y para que los cerros del oriente,
que parecían protegernos,
se conviertan en cómplices de su resonancia.
Así se vive en esta ciudad de las alturas:
esperando que pase lo peor
y llegue el día en que todos
podamos habitar la merecida inmensidad
del azul
que desde hace siglos se nos niega.
Segundo testimonio de soledad
Errante entre todos los nombres todavía,
oculta detrás del sol, o a un lado,
ya que aún no eres
pero vas a llegar a serlo,
si puedes, si eres capaz
mírame fijamente a los ojos y memoriza
estas palabras que ahora te dirijo:
si en vez de mano tuviera el aire
y si en vez del aire tuviera el cielo
con ese cielo te haría un pájaro,
para que el día en que decidas
llegar desde muy lejos
te reciba como un árbol
con los brazos abiertos
y pueda saludarte y besarte y decirte:
bienvenida tú de vuelo en vuelo,
ave de alivio.
La rosa mística
En la feria anual del libro
usado que se viene realizando
de común acuerdo con las palomas
en el parque Santander,
me acabo de encontrar así,
de repente, sin estar buscándolo,
La Rosa Mística
de Paracelso, editado en Buenos Aires
en 1967.
Más que asombrarme la casualidad
del hallazgo, lo que realmente me intriga
es saber por qué razón para su propietario
lo que fue fulgor
permanente en sus ojos, combustión y compañía
en su corazón durante años,
cálculos cabalísticos, sumas
y restas matemáticas, de repente
todo ese secreto orden del universo
que tanto trabajo le costó descubrir,
ha dejado, inexplicablemente, de serlo,
o lo que es peor, de importarle.
Con toda seguridad cuando me aleje
de este puesto de libros
que aunque me lo proponga
es difícil que vuelva a encontrar,
alguien que no soy yo-
lo comprará sin dudarlo
dos veces, y apretándolo contra el pecho
contará los pasos que le faltan
para llegar a su casa y aturdido todavía
por el golpe de suerte que ha tenido,
iniciará de nuevo en la reveladora
soledad de su cuarto
ese milenario oficio que consiste
en convertir la materia fugaz
en oro duradero.
Hasta que llegue de nuevo el día de la renunciación.
(de Los fuegos obligados, 2009)