Carlos Velásquez Torres
(Bogotá, Colombia) Poeta, traductor, músico y académico. Asistió a la Universidad Nacional de Colombia donde estudió música y literatura. Más Adelante obtuvo una maestría en Literatura y Estudios Culturales en la Universidad de Washington en Seattle. Luego, en Tucson, realizó su doctorado con especialización en Literatura Latinoamericana, cine y teoría literaria en la Universidad de Arizona. Ha enseñado en Bowling Green Universoty y en New Mexico Highlands University. Ha publicado dos poemarios, Versos del Insilio y Es de tontos el regreso (Ganador del Premio Internacional de Poesía Revista Hybrido). Artepoetica Press publicó su traducción y edición de la colección de cuentos del autor irlandés Seamus Scanlon Irlandaen el corazón.
Poemas
ES DE TONTOS EL REGRESO
Las cenizas de tu linaje
fueron barridas por una tormenta
colosal como la muerte
y ese dolor te acompañará
más allá de tu memoria
Qué de lo tuyo
quedó en la espera
no habrá juicio eterno
que devuelva los cimientos
que la tibieza de tu saga
sembró algún día
Ya ha acabado todo
y si regresas
no será al solar de juegos
ni a la morada
que hubo de guardar los aromas
de tu infancia
Es de tontos el regreso
cuando el camino fue borrado
y la tarde tiene el plomo
fincado en el horizonte
y ya no será más
Deja que tus latidos
busquen el eco
en la lejanía
pues no hay sitio que te espere
y el compás del mundo
enloquece
con el clamor de ausencias
que los muertos
aúllan en las noches
No has de regresar
Ni siquiera
has de repetir la travesía
que hubo de borrar las huellas
sin despedida
la encrucijada
se plantó a tu espalda
cuando la sangre
abrió la brecha
de tu sendero
Es de tontos
fingir el regreso
cuando el deseo
se ha peleado con la nostalgia
deja tu camino
y no te detengas
que muchos tontos
hemos de verte aún
en la lejanía
Dejaremos entonces de adorarnos
y en aquel instante servirá la cena
la voraz bestia que nos habita
descansa en mí mientras el momento llegue
y no temas hasta su arribo
Olvida los temores que te hicieron lo que eres
no basta la vida para encerrar
las pasiones ajenas
que hicieron morada
en nuestras inocentes almas
Ven y descansa sin temor alguno
la tarde servirá de escudo
a los aterradores resplandores
de nuestro deceso
que vienen desbordados
como la estampida colosal
de un universo que se muere
Deja que las sombras
que escapan a nuestra mirada
preparen la hornilla
que ha de abrasarnos en la despedida
ya la noche me cobija
y se hace tarde para tu regreso