Erika Mora
(Cundinamarca, Colombia, 1997). Cursó sus estudios básicos en el Colegio Departamental de la Vereda El Hato. Es profesional en gastronomía del Instituto Superior Mariano Moreno. Participó de los talleres: Distrital de Poesía Ciudad de Bogotá (2019) y Local de Mártires (2018) organizados por el Instituto Distrital de las Artes (Idartes), así como del Taller Virtual de la Red de Escritura Creativa Relata (2019). Fue incluida en la antología Bogotá cuenta: una ciudad entre líneas (2019). Publicó el libro Detalles mínimos Becado por el Ministerio de Cultura para publicación de obras de autoras de los grupos étnicos y población de interés, categoría: mujeres campesinas (2020).
Poemas de Erika Mora
Bajo los sauces
Camina bajo los sauces
con un sombrero de paja
y un bastón tejido
con tréboles de cinco hojas,
mientras llama a sus ovejas
una a una como si cantara
un viejo vallenato.
Entre caja y acordeón,
la hierba esconde el cerco,
las pieles de las ovejas
son saqueadas
y su sombra desaparece.
Sin etiqueta
Ponemos los codos
sobre la mesa
para saborear
la ausencia,
fruncimos los hombros
cuando nos llaman,
y volteamos los ojos
de vez en cuando.
Vamos de camino
con los pies descalzos
y los bolsillos llenos
de tiempo
por canjear
en alguna vida.
Oráculo
El sol desviará
su curso,
veremos la aurora boreal
en nuestro patio
y la casa arder
junto a la fogata.
El roble perderá
sus raíces
y caerá.
Los caminos
ya no bajarán
al río,
ni los pinos ascenderán
a la montaña.
Perderemos nuestro honor
y comeremos hierba,
estaremos invitados
a la inhumación de la lluvia.
Leñador
Don Juan
despierta con el primer
canto de la mañana,
se apropia de dos
granos de café
y afila su hacha
en la piedra del patio.
Toma el camino
de la montaña,
se detiene,
cierra los ojos
y pone a disposición
de su tacto
las ásperas pieles
de los árboles.
Después del pino,
el roble y el nogal
encuentra su pieza perfecta.
Comienza a talar
hasta que cae.
Kanun
La tierra fue confiada
a la palabra,
ella decide
cuántas noches
nos cobijan,
las veces que canta
el gallo y el azulejo
el día que florecen,
los lirios y las amapolas.
Es ella quien decide
a qué horizonte
mira el girasol,
en qué lugar crece
la zarzamora,
dónde se plantan
los cardos,
se recoge la miel,
cuántos pasos
hay de la tierra al cielo