Esteban Moore
(Buenos Aires, Argentina, 1952). Poeta, ensayista y traductor. Autor de una decena de libros de poesía –los más recientes: Poemas -1982-2007- (2015), Selección poética (2019) y Las promesas del día y otros poemas (2019)– y varios volúmenes de poesía en traducción del inglés al castellano de distintos autores contemporáneos en lengua inglesa –algunos de ellos: Lawrence Ferlinghetti, Charles Bukowsky, Allen Ginsberg, Gregory Corso y Raymond Carver–. Colabora con revistas y diarios del exterior y sus ensayos han sido reunidos en libro. Su obra ha recibido diversas distinciones, entre ellas en 2012 la Orden Alejo Zuloaga, otorgada por la Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela, y en 2020 la Legislatura de la Ciudad Autóma de Buenos Aires lo declaró «Personalidad destacada» de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el ámbito de la cultura. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, italiano, francés, alemán, lituano, portugués y Albanés e incluida en diversas antologías.
Poemas de Esteban Moore
Crónica de estos días
Eloí, Eloí ¿lama sabachtani?
Marcos 15, 34
Lo quebraron….
las promesas olvidadas en las rojas alfombras de la casa de gobierno
los músicos que les cantan a los funcionarios en los salones del poder
las fingidoras que no le ponen ni un poco de corazón al beso a sus manos
los que saben que el pasado es pasado noticia de ayer -sin embargo…….
Lo quebraron….
los sumisos que declaran no tener opciones salvo la propia conveniencia
los discursos de los políticos/as que se imponen la noble tarea de guiarnos
en pensamiento palabra y obra
Lo quebraron
aquellos/as que pretenden soñar nuestros días nuestras noches
aquellos/as que luego de cada cambio de gobierno ajustan sus principios
/a los tiempos que vendrán
aquellos/as que por unos pesos –un puestito en la administración pública
/descubren nuevas -ardientes lealtades
aquellos/as que con ignorante soberbia desde la pantalla televisiva opinan
/opinan——————-opinan
no escuchan a Lao Tsé quien se refirió a ellos
/ hace ya más de veinticinco siglos
Lo quebraron…
las divas los famosos los artistas que por mucho menos de treinta monedas
degradados talentos- devaluado metal
dan fe pública de consignas -productos -empresas
Lo quebraron…
la utopía de aquellos/as que no comprendieron la utopía –su falta de
/compasión
nada tiene que ver con el relato de Raphael Hythloday
Lo quebraron….
aquellos/as que no han entendido que perdonar nada tiene que ver
/con el olvido
a ellos/as Sam Hamill les diría: «Caritas, Caritas» por el amor de ningún
/dios o partido
Albert Camus les susurraría al oído: » Ni víctimas ni verdugos»
– [“Ni Victimes ni Bourreaux” ]
Lo quebraron….
la desesperante angustia de comprender que sus deseos como los de tantos
/nunca formarán expediente
caerán en el abandono de las tinieblas
del silencio… del polvo
Ahora….
el cuerpo rígido – descansa en la cama revuelta
En la serenidad de la muerte
nadie ya
-ni dios -ni hombre
podrán causarle dolor alguno
Instantáneas de fin de siglo
Questi son gli occhi della nostra lingua.
Francesco Petrarca
De los ojos –todos- el que perdura
en su brillo de agüitas
percibe de los sonidos el ofrecimiento
esta lengua que nos habla –lo propio
de los contrarios
alzados espectros flameándose en la aridez
del horizonte patagónico
paisajes
elementos en descomposición
excrementos –pedazos-restos-automóviles-
heladeras-
viejas máquinas inútiles
abandonadas en la frontera imprecisa
de las grandes ciudades
monóxidos carbonos-
relaciones de incertidumbre
Umnbestimmheit
fórmulas e.g. (Δ p . Δ q ≥ h /4 Π)
(Donde p y q se leerán como ‘momento’ (en
ocasiones velocidad) y posición respectivamente
– o más exactamente, ‘coordenada instantánea del momento’
también ‘coordenada instantánea de la posicióne’.)
en la que los símbolos
auguran visiones /músicas/
suma de cosas en la sombra –nombrándose
del eléctrico rolar de sus partículas
minima naturae –guijarros- corpusculum
corpúscula
la piedra
extendiendo de su golpe
suaves ondas en el agua quieta
círculos crecientes
presagios que vendrán-
el turbio ojo del temor
asomado a la mirada de Dédalo
mientras observamos a Ícaro
desplegarse en alturas-
cacareos
-ojos-
ésta nuestra ciudad
feble
esplendoroso espejismo
flotando el todavía opaco vapor
de las sombras
el gas de su veneno/
círculos violáceos
máculas –brote multiforme
estrellitas rosadas-
sarpullidos de ese otro cuerpo
apropiado en la profundidad de lo dado/
la mirada de vidrios de aquella mujer
blando pezón erguido
contemplando de su cielo la gradación del vacío
-ojos-
boquitas de pintura-
del peróxido el intenso rielo
en la cuidada cabellera de la rubia atlética
que solitaria macera
en el trabajado mármol de sus pechos
la leche agria del consuelo –la obsesión del tamaño
uñitas del esmalte-
-ojos-
las manos -el tacto de tus dedos
la tierna substancia de las esponjas
partes mínimas
sí…
y las palabras nunca y siempre
taladrando los muros del olvido
la voz extraviada de los cuerpos
lamentándose
en la madrugada que orea su escarcha
yuyos secos -ojos- aguas orinadas
las bocas unas con otras
el rumor de su búsqueda
unas a otras
voces que tantean en vano
las medidas de un cuerpo
que les quede
los cuerpos persiguiendo
de su nombre el lejano eco
la simple inscripción
en una lápida inexistente-
el deseo
radiante de él
aguardando a los verdugos
en el cadalso de la historia
bhutas
mutaciones
/la mierda de las palabras
/la máscara de tus labios/
los aromas del fuego
¿ anunciaciones ?
-ojos-
Heisemberg y Popper calzando guantes
en el círculo central
de un cuadrilátero sin demarcar
el grave trino de quién
anuncia a los contendientes:
“los Se…Ores Hissssember y Púper”
Pound, Eliot, ¿Valery? [Multiple choice
your choice based upon facts ????]
quién recuerda las reglas
del Marqués de Queensbury
su fecha de nacimiento
la luminosidad de la energía latente
en los cables que abrazan el foco encendido
quién predice la verificación de hechos
que jamás
serán registrados por la memoria de la especie
y… sí los ojos =siempre=
y de ellos ése que ante el iridiscente claroscuro
de fugaces estallidos
donde fluyen
en su representación tanta y multiplicada
todas las cosas
harto ‘de ver
por un espejo y obscuramente’
es seducido
de aquella abundancia