Héctor Berenguer

(Rosario, Argentina, 1948). Reside en la ciudad de Rosario, Santa Fe, donde participó en distintas revistas y publicaciones durante la década del sesenta: Grupo Literario 5 y Runa son los que prefiere recordar. Autor de varios libros de poesía con traducción, dos al francés y dos al italiano, logrando también ser traducido en el Almanaque Mundial de Poesía que se distribuye en todo el mundo desde hace dos años. Ha colaborado con periódicos y revistas especializados, de los cuales ha recopilado textos de investigación sobre poesía china con el nombre Tinta china y consideraciones sobre la poesía con el nombre de El poeta sofista.
De su producción reciente destacan Café con letras (Editorial Municipal de Rosario); Poetas de Rosario: Desde la otra orilla (Editorial Granada Literaria, Poesía, Ayuntamiento de Granada, 2004); Poetas de Santa Fe (Fundación Abrapampa, París, Edición bilingüe, con CD); Marcas de agua (poesía, La Cachimba editora, Rosario 2001); Entre la nada y el asombro (Press Scrita editora, 2007) y Poemas escogidos (2009). De entre sus libros le gusta destacar Perlas cultivadas, una colección de ensayo . poesía . aforismos, publicado por la Editorial Sophia de Nápoles en edición bilingüe castellano-italiano (Distribución de Mondadori), hace dos años. Espera pronto publicar su obra reunida.
PODCAST DE POEMAS DE HÉCTOR BERENGUER
POEMAS
***
Mi amor
construye todo
así es como sale y habla con los pájaros.
Sin embargo mi amor no me abandona,
muda de piel y respira en el grano de polen
se abriga con las alas del que tiembla.
Mi amor es un ave Fénix
que cada mañana despierta de la muerte.
Unicornio en la tarde
dragón de la noche de luna.
Mi amor que huye de mí
porqué solo pertenece a la vida.
Pero no me deja morir.
Mis inútiles combates lo atestiguan.
No puedo,
no sé escribir ni estas palabras
sin su ayuda.
Dedicado a Alberto Bono, a su memoria.
Inventario de viaje
El amor quiso esto de mí,
quiso que intentara buscarlo y descifrarlo
en los todos los amores que he tenido.
Descansa en paz amor de mi vida
quien todo lo conoce
todo lo olvida.
El hombre tiene todas las edades y es un niño
la ternura y la brutalidad le vienen de la cuna.
Al resto le pone límite el mar como a la orilla,
a nuestro abrazo final cuando llegamos
al eco de nuestra lejana voz,
cuando partimos.
Amar seguirá siendo eterno aprendizaje
de dones y dolores.
¿Angustia esperanzada o pura obstinación?
¿Quién lo sabría?
Es necesario hacer un alto en nuestra huida,
un largo adiós
una corta despedida.
***
¿De quién es el dedo que señala la luna?
¿Del hombre que señala?
¿Es la luna señalándose en el hombre?
¿O es ese límite impreciso que sostiene el universo?
***
Caminas
en un desierto
Escuchas
cantar a un pájaro
no importa
lo imposible
que es un pájaro
en el desierto
ni siquiera la distancia
Sin embargo
estás obligado
a convertir la arena
en pájaro
y el desierto en árbol.
La poesía es esto: un pájaro que canta en el desierto.
Solo un instante
Abre los ojos
lo que vemos es incierto
La vida se resiste
a ser materia
y anda ingrávida,
en puntas de pie como un derviche.
Inmóvil movimiento
amor-amado
así nos mira la pluralidad del agua
en el río del tiempo.
Del perfume retrocedes a la sabia
y de allí a la semilla
pequeña flor altiva,
efímera construcción del instante
Eterna oruga en el malestar de la muda.
De un abismo a otro va la vida conociéndose.
Para que haya mundo
tiene que haber un contramundo,
así lo imagino al ver cada mitad enamorada.
No te muevas
es la hora que se cierran las ventanas.
Contempla,
todo lo que ves es un despliegue
de lo que ya fue
y se hizo
de efímeras partidas.
No nos damos cuenta
y somos una vieja fotografía.