Néstor Fenoglio

(Esperanza, Argentina, 1964) Reside en la ciudad de Santa Fe desde 1983. Poeta. Se desempeña como periodista y columnista en el diario El Litoral, medio del cual es Jefe de Redacción. En 1984 obtuvo el premio José Cibils para poetas jóvenes que organiza la Asociación de Escritores Santafesinos (Asde). En 1987 algunas de sus poesías integraron la selección Santa Fe al Norte, editada por el Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral. En 1988 un ensayo suyo sobre la obra de Pedroni, El camino de lo real a lo lírico, fue premiado con la publicación en el concurso nacional organizado por editorial Colmegna. Paralelamente, participó como integrante del Proyecto de Investigación Semiótica y Pedagogía del Espectáculo, en cuyo marco fueron publicados por la Universidad Nacional del Litoral en sendas antologías dos trabajos de su autoría: en 1991, Aproximación a los textos implícitos de la transposición, y, en 1997, La puesta en escena del aula. Circulaciones de sentido y posibilidades de lectura. En 2000 recibió el primer premio municipal de poesía por su poemario En medio de la noche, editado luego por el organismo convocante. En 2004 obtuvo el Premio Edición José Rafael López Rosas de poesía por Nacimiento último.
También obtuvo el Certamen Anual Leoncio Gianello, en cuento, premio edición compartido. En 2007, publicó Desde este cuerpo, poesías. En 2021 saldrán Con los ojos de entonces (poesía) y Zazaza y otros relatos. Publica artículos en revistas nacionales y extranjeras y sus trabajos integran distintas antologías. Sus obras fueron traducidas al francés, inglés, portugués.
PODCAST DE POEMAS DE NÉSTOR LUIS FENOGLIO
POEMAS
Roma palabra, golpeada y seca,
en el paladar de pronto resonancia,
en los oídos incorporada como un mar,
tu gemido de caracola imprecisa
se hace sutil, amable al alma
o palabra árida
depositada al azar
de un oído o un odio despierto
o palabra ardida
en la hora de los panes el rocío
los cuerpos
De Desde este cuerpo
Cada cual tiene sus muertos,
algunos de antigua podredumbre,
otros apenas estrenados,
gorriones quietos
recién detenidos en el medio de su trino.
Yo tengo muertos orgullosos y vacíos,
claras muescas inauguradas para siempre,
tumbas anónimas
resecas de sol y de muerte verdadera.
A veces, en el óxido opaco de alguna
resurrección mis muertos cantan
convencidos.
Otras veces sollozan despacio
o gimen en lenguas extinguidas.
Cada cual tiene sus muertos
tendidos prolijamente, alineados
y con su número,
su rosa seca, su florero barato.
También mis muertos se derraman
se agujerean imprecisos
y me convocan
con gritos amargos,
algunas veces.
De Desde este cuerpo
Dios de las cosas, oscuro señor
de lo innombrable, habita también aquí,
en este ser creado para buscarte,
en este mendigo que atraviesa la noche
cantando,
desafiando tu firme consolidación
occidental y cristiana, tu toga púrpura
y tu presunción de universo. Yo sé que estás
impreciso, no formulado, disuelto
en la algarabía del caos,
ese siempre posible
no traducido a la imagen,
no consolidado tras la iconoclasta
barba benéfica, viril y mansa: demasiada perfecta
para lo que verdaderamente sé de ti.
Sé de ti que mueres en los límites
de todo como una ola interminable,
pero anulada ya desde su principio.
Sé también que danzas y tiemblas,
que desciendes hasta el fango
y que te embarras con pulcritud divina,
con clara conciencia de casta. Y sé
que coqueteas como una prostituta vieja,
que suplicas ya sin dignidad posible
para ser finalmente habitado.
Yo sé que te quemas helado en el vacío
lleno de todo que eres, en esa pretendida
existencia de las enumeraciones, nombres
puestos a designar las partes de tu cuerpo.
Sé que te balanceas insomne por la noche,
acosado por los perros y sé que huyes de ti
y caes a este rincón donde te escribes,
donde formulas un lamento seco
y vuelves luego hastiado a sostener
la trama del universo.
De Desde este cuerpo