Zingonia Zingone

Zingonia Zingone. Foto de Rino Bianchi.
(Londra, Italia, 1971). Licenciada en economía, poeta, narradora y traductora que escribe en español, italiano, francés e inglés. Sus títulos más recientes en español son Los naufragios del desierto (Vaso Roto, 2013), Las tentaciones de la luz (Anamá Ediciones, 2018), El canto de la Sulamita – Poesía reunida, (Uniediciones, 2019) y El viaje de la sangre (Huerga & Fierro, 2021). Entre sus trabajos de traducción destacan los más recientes poemarios de la nicaragüense Claribel Alegría: Voci (Samuele Editore, 2015), que se adjudicó el premio internacional Camaiore 2016, y Amore senza fine (Edizioni Fili d’Aquilone, 2018). Es consejera editorial de la revista literaria mexicana el golem.
Poemas de Zingonia Zingone
Del libro El viaje de la sangre
(fragmentos)
Tierra virgen
Hace 225 millones de años
la tierra tenía una sola tez
habitada por el fuego
en sus venas zapateaba
temple ardiente
flamenco fragmentando su corteza
en parcelas asimétricas
un archipiélago de vírgenes
corpúsculos ligados por la gravedad.
Eros labró el campo de la cognición
arrojando a todos
en las fallas del discernimiento.
*
La tierra fértil
entrega su vientre a la semilla
el árbol extiende sus raíces
de lote en lote
propaga las cualidades definitorias
de su cepa
y cada vástago
regenera al tronco envejecido.
*
Crecías como un cielo
entre las llamas del vientre
una semilla
desde el averno
remontando las raíces maleadas.
*
Llegaste con los dolores del parto
a desvestir la oscuridad
los ojos abiertos
en la noche de mis preguntas:
¿quién es
ese yo que me corrompe?
Tu mirada
exhumó el espejo
cubierto por el rostro de Narciso.
*
Tú no eres el niño que disipa las tinieblas
eres un niño entre los niños
con tu dosis de sol
y en el pecho la estepa que alberga
al reptil prehistórico.
En la proteína de tus células
late el pecado que heredaste
original y específico.
Ningún vástago
brota desligado de su tronco.
La cruz es el único árbol
que derriba al árbol de su origen.
Los sembrados
Tus rizos dorados
parecen espigas de arroz
remolinadas por el viento
así corre el espíritu
inadvertido
revolviendo mis certezas.
Dicen que el alma
se coloca en un punto de la mente
¿dónde sopla
ese tercio divino? abriendo carriles
en los campos endurecidos.
La cosechadora recorre en línea recta
los sembrados de Las Mojarras
solevantando las cabezas caídas de la granza.
El grano
Aguardo la fiesta
de la Santísima Trinidad
en el terreno arado
sobre una almohada de rocío
los sinsontes cantan las laudes
en los Tamarindos que bordean el campo
cerca del río
se levantan las voces roncas
los ibis
los patos
tu padre que explica la reproducción sexual de las plantas
la fusión
de dos gametos en un zigoto.
Un impenetrable misterio de amor.
Sale el sol
y en un instante es plena luz:
el uno se hizo dos
una dualidad fecunda
la procreación revela
el deseo de volver a la unidad.