Eduardo Bechara Navratilova
Nació en Bogotá, Colombia, en 1972. Estudió derecho y literatura en la Universidad de los Andes de Bogotá y terminó una maestría en Escritura Creativa en la Universidad de Temple, Filadelfia, EE.UU., donde fue profesor de Escritura Creativa en 2009 y 2010. Actualmente estudia un doctorado en Literatura en la Universidad Palacky, en Olomouc, Moravia, República Checa. Entre sus libros publicados de poesía se encuentran: Paracaidistas de Checoslovaquia (2019), Las prisas de la ruina (2021) y Operación Anthropoid (2022). Desde 2013 hasta 2019 realizó un viaje continental por Suramérica en desarrollo del proyecto «En busca de poetas». Es director de Escarabajo Editorial.
Poemas de Eduardo Bechara Navratilova
La sociedad de los poetas muertos
A John Keating o a Robin Williams, da lo mismo.
Aquí estoy en el aula esperándote.
Me rodean las sillas vacías.
Fuiste el profesor de inglés que me enseñó
a ver la vida desde otra rebeldía,
el cometa en medio del desierto.
Te quise desde los laberintos de la palabra,
entendí la urgencia de vivir el momento,
me dejé llevar por la belleza y la noche.
Te cayó una lluvia de cenizas,
te alejaste con el salto de las ballenas
y decidiste dejarme esa noche en que se apagó tu luna.
Te pregunto en medio de un partido de fútbol donde se lee una carta de amor:
¿los días son más brillantes vistos desde lo alto de tu nuevo escritorio?
Oh Capitán, mi Capitán,
tu polvo está esparcido sobre el brillo del Pacífico,
es el alimento de peces, crustáceos y moluscos.
Le pregunto a los animales que cargan tu espíritu:
¿Desde qué territorio ven el corazón?
Leaving Las Vegas
Aquí estoy al volante
de este BMW con dirección a Las Vegas.
Tengo en el paladar la idea
de venderlo y bebérmelo en el Caesars Palace.
Elisabeth Shue,
serás la prostituta
que se volará los sesos por mí,
intentarás salvarme y me harás el amor
antes de verme partir.
Los dos seremos luz y silencio,
noche y última risa.
El amor es un pato salvaje que flota
en medio de aguas turbias.
Todo siempre es tan triste,
todo siempre es tan hondo.
Forrest Gump
Llevaste como nombre la metáfora de un bosque,
y fuiste el bosque mismo,
junto con todos los animales que lo habitan.
En ti la nobleza fue silencio de madrugada,
la valentía una luciérnaga al final de la noche,
la persistencia un eco de las palabras acalladas.
Fuiste un niño diferente, un héroe de guerra bajo el umbral de los desgarros,
tu camaronero conquistó los mares de un amor fugitivo,
lo perdiste
y atravesaste a trote el país del Mississippi.
Se ahogaron tus fuerzas en medio de días vueltos lluvia,
decidiste detener la búsqueda de ese horizonte que se aleja,
volviste a tu casa y el antiguo amor te buscó con tu hijo.
Te casaste con ella para verla morir.
El Führer:
ojos sobre checoslovaquia
Quiero el poder. Quiero a Austria. Quiero a Checoslovaquia. Quiero los pies blancos de una bailarina; quiero a los ojos negros de mi perro. Quiero el jardín de flores luminosas, el verdor de la madrugada, a Europa entera unida a mis pies. Quiero los Sudetes, el hilo eslavo en la sangre de Alemania.
Una excusa, una que pinte de negro las paredes: el pobre nivel de vida en los ojos de un reflejo.
Konrad Henlein ven a mí, tu Führer, Alemania exige a Checoslovaquia autonomía para esas tierras de lomas cristalinas.
Francia, Inglaterra, cachorros del miedo, le pedirán a Beneš aceptar. Beneš tiene ojos de agua, y en su dulzura caerá también su pueblo. ¡Muevan al ejército! Ordeno, y te firmo esta directiva: guerra secreta contra Checoslovaquia.
Pase lo que pase, la tomaremos por sorpresa, pasé lo que pasé, la tragaremos, sapo que engulle al hermano.
Ven aquí, mi hermoso Blondi, quiero darte una caricia redonda. Tú respondes a mis comandos. El resto de humanos son la corriente de nuestro Elba.
canta el coro:
Una chispa. Cualquier excusa. La pelea sobre la mesa; juego de cartas. En la pelea todos pierden, aunque alguien gane; en la pelea afloran los instintos más mezquinos, los instintos más humanos.
Resistencia checoslovaca:
gritos antes de morir
Reina la caída; la muerte nos hace grandes; en la ausencia el pájaro de la noche reivindica el temblor; sin el miedo nos hacemos poderosos; con nuestro valor le cantamos al mundo; gritamos: somos dueños de nuestras ciruelas y la vida existe entre las grietas.
Un aullido es una adoración, un refugio, una tumba. En nuestro mundo florecen los gajos de las manzanas podridas.
canta el coro:
En el ascenso de toda águila hay una caída estrepitosa.
Torturador de la Gestapo:
el canto de los insectos
También dejaré un trozo de mi amor en tu recuerdo.
canta el coro:
En lo que dejas y en lo llevas vuelan nuestras cenizas.
Teniente coronel Josef Mašín:
nadie rasga mi interior
Los insectos tienen amor propio. En su nuez son diamantes inexpugnables. Los insectos vuelan mientras sirven de espejo.
canta el coro:
Los tiranos ven su reflejo en las alas de tu cuerpo. Al atardecer inyectan su veneno en tus gaviotas blancas.
Milada Havlová:
baile de máscaras
Te miré; me miraste. Nos miramos detrás de los desconocidos que éramos, desde lo que pretendíamos ser y que también éramos. Aleteo al viento y se inició el baile. Una polca en la mitad del bosque a la luz de tus ojos; un nuevo movimiento y nos elevamos como la llama. Volamos por el bosque hacia nuestro propio rumbo, volamos con nuestras máscaras puestas más allá de los peligros que acechaban, volamos bajo la claridad del día que entraba por la copa de los pinos.
canta el coro:
Saltar al vacío en medio de la neblina; salto blanco a la página en blanco.